viernes, 6 de agosto de 2010

Usé la hoja en blanco.

Qué lástima, que tengamos que decir adiós, tener que cerrar este capítulo, que mis palabras no valgan para vos. No tengo excusas, ni palabras. No puedo hablar más y tenías que tomar una decisión. Está, así la tomaste.
Quemaste el pasaje de este viaje, ¿cómo disimularlo? Si las cenizas cayeron. Todo se rompe, esta roto, prometí, mentí y si no jugamos es porque los dos nos cansamos, nos hartamos de quebrar.
No hay motivos, por los cuales cerrar los ojos, por más cansados que estén, por más tarde que fue, abrieron y ahora no cierran, no duermen y los recuerdos invaden, aunque no quiera decir. Tanto que hablar, que ya no hay palabras, me dejaste muda, sorda, y ciega.
Hoy es el después del que jure nunca llorar. Promesas incumplidas.
Me despido, te falto verme, ver mi verdadero yo. Me saqué la careta, pero, vos siempre fuiste ciego. No más, hablabas y querías escuchar. Pero yo solo se ver, perdón.
No tengo paciencia, y es lo único que pedís. No puedo decirte no, así que, espero igual. Pienso, aunque no valga mas ¿querés que hable? Acá esta, es lo único que se decir:
PERDÓN Y GRACIAS.

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